
XX | Artillería Pesada: Presenta
A mediados de los ochenta ya era imposible mantener un dique alrededor del rock en español en los medios masivos de comunicación de México a medida que los Soda Stereo se erigieron como los primeros rockstars de la región. Mientras la avasalladora popularidad de los argentinos crecía en toda Latinoamérica, se hizo inevitable el derrumbe del tabú hacía rock de factura nacional, chivo expiatorio del antiguo régimen priista, absurdamente caracterizado como uno de los motivos de la desestabilización social del país a finales de la década de los 60s.
Para comercializar la novedad musical que implicaba la salida del género del ámbito underground, BMG Ariola ideó el distintivo “Rock en tu idioma” con el fin de “educar” al subestimado público mexicano para evitar confusiones entre los discos de Flans y Caifanes. El concepto, aún en su condescendencia, ayudó a forjar en la mente del mexicano una idea de los alcances sonoros del rock en español, con una oferta variada y entrañable. Posteriormente otras compañías adoptarían la estrategia, poniendo a la venta bajo el nombre Rock en tu idioma compilados de éxitos y discos completos, conservando su vigencia hasta 1990.
La nueva década obligó al rock en español a una nueva transformación, haciendo evidente su compleja diversidad. Cuando la idea de lo alternativo surgió acompañada de una narrativa enfática en la sorna social y un sentido del humor escatológico, los alcances del Rock en tu idioma se sentían rebasados, su oferta aunque amplia en visiones artísticas no abarcaba esas nuevas expresiones. Se hizo necesario distinguir entre la vieja camada en proceso de consolidación y el talento recién llegado. Así surgió en 1992 el primer sub-sello roquero de México: Culebra Records parte de BMG Ariola, donde se dio rienda suelta al rock más exagerado en cada uno de sus aspectos.
Para nadie es misterio que el rock mexicano peca de solemne y envejece prematuramente en casi todas sus encarnaciones; el catálogo de Culebra no fue la excepción. La bocanada de aire fresco en una escena con afanes de forzada profundidad urbana, rápidamente envejeció al amparo de sus limitaciones auto-impuestas: La militancia política a ultranza, la forzada conexión a ritmos “vernáculos”, la seriedad discursiva, la falsa densidad, las pretensiones gore; todo conjuró para consumir de golpe a una generación de músicos más comprometidos con sus ideas que con su arte. Ahondar en las historias individuales de Santa Sabina, Cuca, la Castañeda, la Lupita y otros es motivo para muchas letras que hoy no nos ocupan.
En grandes corporaciones o desde intentos independientes la experiencia de Culebra y Rock en tu idioma sentaron el antecedente definitorio para sellos especializados en rock mexicano. Emanado de esa experiencia en 1996 surge un nuevo intento dentro de una transnacional para continuar empujando el desarrollo de un género que se hacía cada vez mas difícil de enmarcar: Discos Manicomio una subsidiaria de Polygram.
Es justo mantener el énfasis en la distinción de “rock mexicano” y “música alternativa mexicana”. Aún en su diversidad los exponentes del Rock en tu idioma y la generación posterior guardaban una homogeneidad estética mediante los tropos comunes que los emparentaron. Caifanes, Maná, Café Tacvba o Maldita Vecindad y los hijos del 5º patio -por citar los ejemplos más notables- comparten tanto intereses musicales (la integración de ritmos vernáculos en la canción popular contemporánea) como contenidos narrativos (la experiencia de vida en la megaurbe como modeladora del Ser o la denuncia crítica de las profundas desigualdades sociales) definiendo mediante ese sentido de unidad un género.
Para 1996, año de los primeros discos editados por Manicomio, esa norma comenzó a ser difícil de aplicar para una nueva generación que renunciaba de súbito a la caracterización del rock mexicano. Una renuncia que no fue el producto del rechazo de los temas y formas que conformaron la raíz del género, sino del cambio en las preocupaciones estéticas y conceptuales de los nuevos creadores. Así la firme convicción de que el principal eje rector temático del rock mexicano era la crítica política fue desvaneciéndose paulatinamente. Asimismo comenzó a disolverse la presunción de que el rock mexicano debía responder y citar la tradición musical vernácula-tropical o al imaginario popular colectivo.
Si bien en Manicomio prevalecieron actos que aún utilizaban la crítica social como su principal tema (Control Machete, Resorte, La flor de lingo, Poncho Kingz), estos convivieron con aquellos quienes optaron por evitarlo, al grado de señalarse abiertamente apolíticos (Zurdok, la Gusana Ciega) sin llegar a ser precisamente nihilistas.
En 1996 el concepto “rock mexicano” no era suficiente para describir proyectos cada vez menos arraigados a la combinación rock-pop con tintes folclóricos que lo caracterizaba hasta ese momento. América (EMI, 1995) de AzulVioleta mezclaba influencias de rock clásico con funk y filosofía new-age. Al siguiente año los tapatíos agregarían a su fórmula experimentación electrónica trip-hop con Globoscopio (EMI, 1996). Mucho Barato (Manicomio, 1996) de Control Machete desafió toda clasificación posible dentro del espectro “rock mexicano”, fue el primer disco exitoso de hip-hop comercial completamente alejado de la cosmogonía urbana típica del centro de México. Incluso el disco debut de Moenia (Universal, 1996) ponía en aprietos a quienes buscaban clasificar su suave electrónica erótica en un mundo pop acostumbrado a las coreografías y el romance inofensivo.
Mucho barato, producido por Jason Roberts -quien llegó a la consola de Control después de haber trabajado con Cypress Hill, de quienes se tomó el sample principal de “Comprendes Mendes”- presentaba a un grupo de jóvenes privilegiados regiomontanos quienes lograron apropiarse de la estética hip-hop de manera convincente, tanto en producción (samples y rimas) como apariencia (de cholos chicanos) y temas (la celebración de la violencia pandillera con una pícara pizca de crítica social). Control Machete fue uno de esos éxitos inmediatos del Manicomio Polygram, de las cocheras de San Pedro Garza a los grandes estadios de Latinoamérica. Tal fue el logro de Antonio Hernández, Patricio Chapa y Fermín Caballero que nadie dudó de su credibilidad, hasta que tuvieron que abrir conciertos para David Bowie y U2 un año después. Tan repentino fue su encumbramiento como su inminente backlash.
La novedad que representaban pronto se convirtió en incómoda incomprensión. En México apenas se creaban los cimientos para conciertos de “rock” multitudinarios, por lo que Control Machete aún con su popularidad no fueron los únicos en sufrir el calvario de tener en el mercado un exitoso disco basado en samplers que en vivo resultaba una auténtica tomada de pelo para un público que aún no procesaba el “como”. ¿Dónde estaban los instrumentos en sus presentaciones en vivo? ¿Qué diferencias había entre ellos montando rimas con pistas y cualquier otro grupo de pop coreográfico? ¿Dónde estaba su credibilidad callejera? ¿Su verdadero compromiso político? ¿Eran gángsters o aquello era un disfraz? Su portada en la revista “Eres” sumó a la escalada de controversia, regalando a sus críticos el garbanzo de libra que necesitaban para ahondar en descalificaciones.
A finales de 1998 el primer corte promocional del segundo disco de los regios “Sí Señor” envió señales confusas sobre la dirección del combo para la nueva entrega pactada para finales de Marzo del 99. Todo parecía indicar que continuarían por la vía del relato de la violencia escenificada, aunque previo al lanzamiento del sencillo, su participación en Un tributo “Amnesia” daba cuenta de un corte de mayor sofisticación musical, alejándose del hip-hop a favor del bossanova. “Sí Señor” tuvo una tibia recepción crítica, pero reforzó su vínculo con el gran público gracias a la rotación privilegiada de Machete tanto en la radio alternativa como en MTV latino -donde el video se exhibía en exclusiva-. Incluso el corte llegó a protagonizar un comercial del Super Bowl para Levi’s.
La expectativa por un segundo álbum de Control estaba perfectamente justificada. Su fama abrió los oídos del público a expresiones alternativas muy distintas para la escena mexicana aún con el constante cuestionamiento a su credibilidad discursiva.
La respuesta a dicha oleada de críticas desfavorables vino curiosamente de la mano del despertar espiritual de Fermín Caballero, en la forma de Artillería Pesada: Presenta (Manicomio, 1999), donde hacen frente a los señalamientos sobre la vacuidad de su anterior entrega mediante canciones que abandonan por completo el ensalzamiento de la violencia para centrarse en ideas como la esperanza, el porvenir y la importancia de la creencia en la comunidad. Un álbum que destacó por la delicada factura de la que el grupo era capaz, dejando al descubierto las notables habilidades en la consola de Antonio Hernández, aún bajo la supervisión de Jason Roberts, con quien trabajarían ya como duo en su tercer y último álbum Un, Dos: Bandera (Universal, 2004)
En un movimiento completamente inesperado Control Machete se valió de la iconografía local regiomontana, dejando de lado la caricatura del hiphopero angelino para profundizar en las entrañas de su natal Monterrey. Muy cercano en su concepción a lo desarrollado por el Nortec en la misma época, Control Machete tomó samples de canciones “autóctonas” dotándolas de un nuevo sentido pero conservando la sensibilidad de la fuente. A pesar de estar totalmente atados en la construcción del disco a la tradición de donde extrajeron los samples, nunca trataron de sonar a eso, guardaron un respeto a las cumbias o música norteña que fueron la fuente de las muestras. Su propósito final siempre fue sonar atemporales. Artillería Pesada: Presenta es un disco nostálgico que mira al pasado para intentar construir el futuro sobre su base, con un sentimiento de auténtica alegría por ello. Pero aún con sus momentos de auténtico gozo (“Unísono”, “Desde la Tierra”), el talante de Artillería… es melancólico, como quien mira al frente con resignación por todo lo que quedará detrás, pero sin temor alguno por lo que se deja en el camino (“Esperanza”).
Gran parte de su belleza estriba en el equilibrio entre la nostalgia que buscaban provocar y la construcción de dicho sentimiento a través de sonidos familiares. Los cálidos ambientes sonoros formados por cajas de ritmo, guitarras, acordeones, armónicas y trenes -cuya fuente de inspiración encuentra en Portishead a un evidente candidato- se complementan con grabaciones de parientes con marcados acentos regios y viejos spots de radio que recrean una atmósfera casera, un retrato de un mundo a punto de desaparecer ante el advenimiento del esplendor tecnológico que trajo consigo el nuevo siglo. No sobra destacar que el trabajo lírico de Chapa y Caballero siempre se mantuvo a la altura de lo logrado por Hernández en las tornamesas. Las enseñanzas cristianas que transformaron para siempre la vida de Fermín IV se detallan perfectamente en los versos de Artillería… sin tapujos, pero con la envidiable sutilidad que permite al escucha jamás sentirse adoctrinado. Por lo mismo Artillería Pesada: Presenta se siente como una fotografía del último año del siglo XX, un requiem por lo que está a punto de morir, pero que los Machetes invitaban a contemplar por última vez antes del renacimiento de todo, pues no éramos pocos los que suponíamos el fin del mundo ese 1999.
La sofisticación lograda por Control Machete en Artillería Pesada: Presenta pudo valerle legiones de fanáticos originalmente embelesados por el culto a la violencia del nü rock que apadrinaron con su primer disco -Molotov, Los quehaceres de mamá-, sin embargo es justo festejar la decisión del grupo de acompañar la transformación de un compañero hacía una tarea de mayor trascendencia. Control Machete no sobrevivió a la salida de Fermín IV de la agrupación aún con un tercer disco que no desmereció la altura de su nombre.
La puerta que abrió Control a muchos grupos cuya necesidad de expresarse en términos lejanos al “rock mexicano” fue vital en los años venideros. Artillería Pesada: Presenta sirve como el testamento de una banda en pleno uso de su capacidad artística, quienes a través de las desgastadas estrategias del rock hecho México, logró un brillante disco atemporal en pos de un objetivo mayor en todo sentido.
Siempre serán los auténticos profetas de la música alternativa mexicana y Artillería Pesada: Presenta su evangelio. Así sea.